jueves, 7 de junio de 2012

Un mal común, el mal trago de pedir ayuda.


Saber pedir ayuda: No sé al final que es más fácil o difícil, pero si tengo claro que cuando me ha tocado el turno de hacerlo me ha costado tragar sapos. Es una mezcla de vergüenza y miedo a ser rechazado ante la petición. En esos momentos la vulnerabilidad hace estragos al discurso.

Por experiencia no hay nada peor que la persona soberbia que dice no necesitar ayuda cuando lo estás viendo a 100kms. Bien está el espíritu de superación, mal la insolencia de rechazar que no se necesita ayuda. Quizá algunos buscan conseguir el éxito que a veces es un fracaso en si mismo.

Por ello comunícate, da pasos honestos y no te relaciones de forma extrema. Ni como el que nunca tiene bastante para satisfacer su ego, ni tampoco como el que hace caso omiso de sí mismo dejando de lado su propia dignidad. Mi mensaje para estas personas es "Ayúdame a ayudarte".

Por último he localizado un vídeo que espero nos empuje aún más en la generosidad que supone ayudar a los demás desde el primer impulso del corazón. ¿Cómo podemos ir juntos en el mismo tren?


Gracias por leerme,Patricia Sánchez de León

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